Abro los ojos. ¿Dónde
estoy? Mi cuerpo me pesa.
¿Cuánto tiempo llevo aquí? Algo bloquea mis pensamientos, algo que me
impide mirar hacia atrás.
Intento averiguar donde estoy.
Todo está oscuro, no hay la más mínima luz en la espesa negrura. Con
dificultad, extiendo mis manos buscando algo que pueda reconocer. Todo resulta
en vano, sólo hay un denso vacío.
Siento frío; me invade una
sensación de hastío, me siento desolada y sola, quiero salir de este lugar.
Pienso. “Este lugar”, y automáticamente
mi subconsciente me corrige, “Mi lugar”. Me frustro ¿Qué quiere decir? de
nuevo, bloqueo. No puedo avanzar más, mi mente pone trabas ¿Qué no debo
recordar?¿Qué no debo saber?... ¿Es mi mente la que me ha provocado esto?¿Sólo
yo soy la culpable?... me siento confusa; confusa y perdida.
Intento evocar recuerdos lejanos,
pero solo hay vacío. Tengo la sensación de que el sitio me es familiar, como si
ya hubiese estado ahí antes. De nuevo mi subconsciente genera las mismas
palabras, “mi lugar”.
Trato de mantener la cabeza fría.
No sé si podré moverme o cuanto tiempo permaneceré en la oscuridad; pero,
finalmente, decido dar un paso hacia delante.
Todo ocurre muy deprisa. En
cuanto mi pie toca el suelo, una luz ilumina la estancia. Cierro los ojos de
golpe, asustada y sorprendida. Poco a poco me voy acostumbrando hasta que logro
distinguir lo que hay a mi alrededor.
Ante mí hay un pasillo
interminable de paredes blancas donde, esporádicamente, a ambos lados, aparecen
varias puertas; todas ellas iguales, de madera y algo anticuadas, con un marco
mas oscuro y un pomo algo barroco. Sin embargo no resulta sobrecargado.
Automáticamente, mi mente piensa
en las puertas. Sigo mi instinto y me fijo en ellas. No todas transmiten lo
mismo. Me frustro, cómo una puerta puede transmitirte algo y más si todas son
iguales. Medito sobre ello. Mi parte racional sin duda se niega a creerlo.
Pero, aun así yo sé que todas son distintas.
Mis ojos se detienen a observar
una de las puertas y, entonces, un
rápido escalofrío recorre mi espalda. Una parte de mí quiere salir huyendo y
dar la vuelta. Mi cerebro me grita que debo salir de ahí.
Pero, antes de que mi mente pueda
reaccionar, mi cuerpo toma la iniciativa y comienzo a recorrer el pasillo en
dirección a las puertas.
Dejo atrás muchas de ellas a
medida que avanzo, pero no vacilo ni un momento y continúo caminando.
Tengo la sensación de que pasan
horas entre una puerta y otra, cuando, al verlas, parecían realmente cercanas.
En un lugar recóndito de mis
pensamientos, surge la idea de si estoy muerta, pero no tengo tiempo de pararme
a analizar esa idea porque siento como me acerco a la puerta que temo.
Cómo no podía ser de otra forma,
mi cuerpo se para ante ella.
Noto como mis piernas tiemblan;
sin duda, ésta es la puerta. Entonces, mi mente se aclara un poco y lo sé; sé
el motivo por el que estoy en ese lugar. El motivo es lo que hay al otro lado.
Mi mano se dirige hacia el pomo.
Noto como mi mano, desnutrida, huesuda y blanquecina, lo agarra. Está frío y
absorbe rápidamente mi calor. Mi mano lo empuja con fuerza, haciéndolo girar.
Mi parte racional trata de detenerme, pero yo hace mucho que he dejado el
raciocinio atrás.
Me quedo ahí plantada delante de
la puerta entreabierta. Parece que mis impulsos han cesado y mi mente debe
decidir que hacer.
Abro la puerta con cuidado y me
quedo plantada ante lo que me encuentro.
De nuevo, oscuridad. Densa, muy
densa. Parece que la oscuridad absorba toda la luz que hay en el pasillo.
Parece como si la oscuridad me absorbiese a mí también. Muevo la cabeza
tratando de desechar esa idea.
Entre esa compacta penumbra logro
distinguir una pequeña llama, de, lo que intuyo, es una vela.
Cuando enfoco bien, me doy cuenta
de que hay una serie de puntitos, que representan las mechas de las velas.
Cierro los ojos, y percibo un
olor a rosas y a perfume. Los abro, decidida, y me adentro en la habitación; en
mis propias tinieblas.
A medida que avanzo las
sensaciones van cambiando, sigo la dirección que me marca la primera luz de la
vela y noto como el olor a rosas va cambiando hasta que comienza a tornarse a
desagradable. Mi mente hila las palabras “putrefacto” y “muerte”. Pero yo ansío
más. Necesito saber qué es lo que hay. Sé que sea lo que sea, es mío. Me
pertenece.
Me paro en seco. ¿Estoy realmente
sola? Trato de calmarme y detenerme a escuchar. Nada parece indicarme que haya
alguien- “o algo” indica mi subconsciente- dentro de la estancia. Pese a eso,
yo, noto la presencia de algo más. ¿Estaré volviéndome loca? Río con tristeza
por lo absurdo de la situación y me sorprendo a mí misma al escuchar mi voz.
Parece seca y rota. Intento pensar en como era antes. Antes, hace mucho tiempo,
realmente era distinta. Era…
Comienzan a darme punzadas en la
cabeza; noto como se me desencaja el rostro de dolor. Trato de mantenerme firme
y pensar en como era antes.
Los pinchazos se hacen más
fuertes y acabo de rodillas en el suelo. El bloqueo no me deja avanzar más.
Postro mis manos sobre mis rodillas y noto como mi pelo
cae hacia delante. Sudores fríos recorren mi frente y una lágrima cae directa
al suelo.
Ahora todo se ha vuelto negro a mí
alrededor.
Otra lágrima cae y mis ojos
comienzan a formar un río. Siento que si sigo así acabaré ahogándome en mi
propio mar.
¿Voy a acabar así? ¿Será este mi
final?
El final.
El final de la hilera de velas,
hacia lo que me dirijo. Lo que me pertenece.
Sé que debo levantarme y avanzar.
Sé que necesito conocer qué es lo que me depara toda esta travesía.
Mi cuerpo no reacciona, sólo
convulsiona.
Parece que ya he llegado a mi
límite.
Que este va a ser mi final. Nada
podrá encontrarme aquí. Acabaré en esta habitación. Sin ser capaz de seguir
adelante.
Noto como la oscuridad se apodera
de mi corazón, de mis entrañas, de mis huesos. Noto como la oscuridad me
absorbe.
Mi mente lo percibe todo como si
fuese un mero espectador de lo que ocurre.
Tras largas convulsiones, mi
cuerpo cae al suelo. ¿Estará frío? Ni siquiera lo noto.
Cada vez soy menos consciente de
lo que ocurre, finalmente cierro los ojos, y mi cuerpo se pierde con las
tinieblas.
Me hago una con ellas.
Mi mente, debilitada deja de
luchar. Se siente en paz. He llegado hasta aquí y no puedo seguir. He dado todo
lo que podía dar. Antes de perder absolutamente la conciencia, mi subconsciente
me dedica unas últimas palabras “Mi lugar”; en mi mente asiento. Soy una con la
oscuridad y este es mi lugar.
Me gusta el comienzo de esta historia, da la idea de que va a ser intrigante y diferente :). Están buenas las descripciones, también. Espero que subas pronto el primer capítulo :).
ResponderEliminarPD: ¿Podrías poner el gadget para seguidores? Yo te puedo seguir igual, pero es más fácil si lo ponés.
Lo mismo para la comprobación de palabras para los comentarios. Para desactivarla: andá al escritorio -> configuración-> entrada y comentarios ->comentarios. Va a decir "verificación de palabras", y vos le ponés "no" :).
Ya he arreglado lo de la verificación de palabras y también lo de los seguidores. Muchas gracias por tu ayuda :D
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te guste *-* Pronto subiré algo nuevo :)
Me ha encantado y me ha dejado intrigada.
ResponderEliminar¡Escribes muy bien! Quiero saber qué pasa, te sigo^^
Muchísimas gracias :)
Eliminar¡Pronto subiré algo nuevo!
a mi tambien me ha gustado. tu has dicho que te gustaba mi blog, pues el tuyo es mejor ejjeje
ResponderEliminarun abrazo.
Me hace muchísima ilusión que me digas eso, porque,de verdad, el tuyo me gusto mucho :)
EliminarUn abrazo
Me ha gustado mucho!:D Tengo bastante curiosidad por saber de qué va la historia, y de como será el primer capítulo.
ResponderEliminarUn beso^^ y gracias por pasarte por mi blog!
Muchas gracias! ^^
EliminarEs que tu blog es maravilloso, me encantó tu forma de escribir *-*
¡Estás nominada a un premio!
ResponderEliminarPásate por mi blog cuando puedas =)
Un beso ^^
Hola!
ResponderEliminarWow, que manera tan curiosa de comenzar una historia *-*, pero me encantó. Me ha gustado muchísimo tu narración (escribes de maravilla!), y ahora solo nos queda esperar el primer capítulo :D.
Cuídate mucho!